Asi sabre en que hora vivo.

¿miedo? nunca.

Dicen que enamorarse es un acto reflejo, como tener miedo. Yo fui una niña sin miedo, no me asustaban los fantasmas, ni los monstruos, ni la oscuridad. Podía mirar debajo de la cama segura de que no habría esqueletos ni vampiros, podía enfrentarme a las niñas de quinto segura de que no me quitarían la merienda, y así hasta hoy…segura de que puedo coger una magnum y avanzar por un callejón vaciando el cargador, porque no es eso lo que me da miedo. Lo que me aterra es decir que sí a algo que no podré cambiar mañana, pensar en un sofá para toda la vida, en un crédito hipotecario, en una declaración conjunta o en un “esta tarde tenemos que hablar”, buscar colegios y canguros, y pensar en un lugar para vivir cuando ya no tengamos pulso para sostener la magnum. Y de pronto todo ese terror se empieza a disfrutar como el luping de una montaña rusa, y eso es la felicidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario