Asi sabre en que hora vivo.

Hojas en blanco y ojos de color.

Hace tiempo me empecé a leer un libro.
No el típico libro de amor, con historias increíbles que me acabo creyendo. No.


Es un libro de misterios, con palabras que pierden y frases que ahogan. Es un libro que engancha, tanto que yo me siento culpable si no me termino de leer un capítulo, me odio a mi misma si no conozco algo más de él.
Absorbe, los párrafos son laberintos, pero yo cuanto más me desoriento más me enamoro.
Señores, este libro besa, pero yo no he podido probar sus labios.  Anda, pero ni siquiera sé su talla de zapato. Acaricia, pero no he podido disfrutar de sus manos dibujando en mi espalda. Mira. Mira y mata. Y es capaz de ahogarte en una piscina de bolas.

No quiero acabar este libro, no pienso hacerlo.
Nadar entre sus líneas me llena.
Cura y no escuece.
Vivir en los espacios, respirar en las comas y dormir en los punto y aparte.


El libro me encanta, y no le recomiendo, para nada, es sólo mío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario